viernes, 29 de enero de 2010

CÓNDOR



El Cóndor es un ave grande monógama y sedentaria con ciertos hábitos nocturnos. Su cabeza es desnuda de plumas y el macho se diferencia fácilmente de la hembra por su cresta o carúncula que lleva sobre la frente y parte del pico; además el macho es de mayor tamaño y tiene el iris del ojo de color marrón amarillento mientras que el de su compañera es rojizo; su visión es realmente extraordinaria. Su pico es recio con gancho apical y bordes cortantes; tiene un voluminoso buche que destaca al llenarse; tiene patas bastante robustas, dedos fuertes pero con uñas romas relativamente débiles.


Su plumaje de joven es de color pardo ocráceo y de adulto es por lo general de color negro azulado y ostenta un collar de plumón blanco y grandes manchas también blancas en los extremos de las alas. Un macho adulto puede llegar a pesar unos 12 kilos y medir desde el extremo del pico al extremo de la cola 1.30 metros; su envergadura en vuelo puede alcanzar 3.50 metros y volar sobre unos 7000 metros de altura y en condiciones climáticas favorables mantener el vuelo durante cierto tiempo a unos 55 Km/hora. No tiene grandes músculos pectorales, es por ello que sólo mueve sus alas cuando le resulta necesario, es decir al remontarse, posarse o en casos de emergencia; sus largas y anchas alas hacen que pueda volar como un planeador aprovechando diestramente las corrientes de aire.

La hembra incuba sólo una vez al año uno o dos huevos de color blanco que deposita en depresiones sobre la roca casi desnuda y se turna con el macho para empollarlo entre 54 y 58 días; el polluelo tarda bastante en desarrollarse y permanece en el nido unos seis meses, después de ese lapso depende aún de sus padres por otro medio año, ellos le buscarán alimento y ayudarán a comer.



El cóndor se alimenta especialmente de carroña y muy esporádicamente podría atacar y matar animales recién nacidos, heridos, enfermos o exhaustos; el cóndor no es depredador feroz ni agresivo y tiene una asombrosa capacidad para resistir el hambre y la sed, puede pasarse hasta un mes y medio sin comer al tiempo que conserva su vigor. Además, es sabido que esta ave gregaria puede alejarse centenares de kilómetros lejos de su lugar de residencia habitual en busca de alimento, suele comer hasta el hartazgo, a tal punto que después de sus comilonas padece dificultades para volar.

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